domingo, 2 de mayo de 2010

Estamos

Primero un susto, luego la incertidumbre. Recordar una tragedia es a veces inevitable, como irremediable es temer vivirla de nuevo.

Como dijo la "amiga de una amiga", estuve del verbo ya való ma... me aterraba. Pero tal parece que ahora el verbo estar, continúa en presente, por lo que estoy.

Me siento contenta, sumamente bendecida y afortunada, el trago amargo de hace unos meses me generaba, como ya dije, mucho temor. Sin embargo ahora, tal parece que la naturaleza ya le encontró el modo a mi cuerpo y continua abriendose paso la vida.

Ahora lo que me delata es el tono de la voz, resulta que tengo una crisis que ignora el mundo y sobre todo, quien presuntamente la origina.

Sucede que actualmente yo entera me convierto en un ir y venir de emociones, de comodidades e incomodidades, me levanto a veces muy de malas, sin motivo aparente, tengo calor todo el tiempo, excepto cuando todo mundo está sintiéndolo, porque para ese entonces lo que yo siento es frío. Le llevo la contra al mundo y necesito hablar, pero como que no encuentro palabrejas y momentos, pues menos. Insisto, le llevo la contra a la cotidianidad, porque acepto que sería muy sobervio decir que el mundo está en mi contra.

Mi mayor conflicto actualmente es ese sujeto que duerme conmigo todas las noches, ese que ha contribuido en gran medida para que yo me encuentre experimentando ésta dicha (si, ésta que también implica tantísimos sabores y sin sabores). Resulta que no lo siento, resulta que me asaltan dudas, me pregunto si es quien debe ser, si soy quien debo ser, si somos los que queremos para el otro.

Entiendo que la cuestión es probable que venga de la natural ida y venida de hormonas, sin embargo lo racional que me vuelvo cuando algo deja de fluir, me está dando lata. Me siento tranquila, pero no de ahora, me siento tranquila desde siempre, desde que la aventura con este compañero inició. Me siento cómoda, tal y como sé que él se siente, pero precisamente eso me hace preguntar si la comodidad y la tranquilidad, nos está cegando y nos está convenciendo, por lo tanto, de que así estámos mejor. Me pregunto si el amor estuvo o está o no ha estado.

¿Alguna idea?

jueves, 12 de noviembre de 2009

La naturalesa es sabia, la naturaleza es sabia


“Deseo… que ninguno de tus afectos muera,
pero que si muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.” Víctor Hugo

Hay sucesos que sencillamente son inevitables, cosas que no pueden cambiar aunque uno quiera. Nada más atinado que esto “existen cosas que una quisiera ser/hacer, pero no todo lo que queremos es lo que podemos”. Yo no pude evitar lo que sucedió. Simplemente ocurrió.

Sentada en esa silla, mirando con atención, escuchando. Quedé absorta desde que se quitó los lentes, sabía que a ese acto no podía seguirle un buen discurso. Sé que no hay bondad o maldad en el discurso, el discurso es solo eso, un discurso. Entraron cada una de sus palabras por mis oídos, dejé de sentir. No sentí nada. Nada.

Cómo le iba a repetir esas palabras a él. Ese se convirtió en mi único interés. Y salí, con un par de cápsulas en la bolsa de mi chamarra, pensando únicamente en llegar hasta sus brazos. Despareció la gente, los autos, los muros, en realidad me sentí como en un túnel, no veía nada más. Sabía que si continuaba avanzando lo encontraría a él. Y así fue, bastó con verlo para desplomarme entre sus brazos, para liberar el llanto, para comenzar a sentir.

Tuve que regresar a mi estado de insensibilidad, tomé camino y llegué a casa, no pude recostarme, no pude sentarme, no pude buscar un hueco en donde encontrar calma. Hice mi maleta, tomé el par da cápsulas y volví con el de los lentes.

Jamás imaginé que alguna cosa pudiera doler tanto, su pérdida me dolía en el cuerpo y sigue doliendo en el alma. Sobreviví a mi dolor físico, estoy luchando mucho por vivir día a día. Y por días la lluvia no para.

"Madre a dónde van los niños que ha perdido la cigüeña en el camino,
es verdad que si no nacen van al limbo¿? Madre a dónde van los niños...
Ahora sé a dónde iban los globos que escapaban de mis manos los domingos,
van a los cumulus nimbus a jugar con los niños del limbo" La Vieja Inés.